Desde este punto de vista lejano, la Tierra puede no parecer de cualquier interés particular. Pero, para nosotros, es diferente. Consideremos de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y cada recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo ... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo envuelve. En nuestra oscuridad -en toda esta vastedad-, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.
cajón desastre
jueves, 31 de enero de 2013
Enseñanzas de la astronomía
lunes, 28 de enero de 2013
Vuelta a escribir
Mi cuenta en Blogger fue creada en 2008. Estamos casi en febrero de 2013. Cinco años largos, intensos, con grandes cambios en todos los aspectos de mi vida, tan importantes como para darme cuenta incluso de que ya no soy ni de lejos el mismo de entonces.
Desde entonces he hecho multitud de intentos de escribir algo habitualmente, de manera constante, y siempre por una cosa o por otra lo dejaba abandonado, sepultado por el polvo del olvido, hasta el punto de decidir borrarlos todos, empezar algo de cero.
No digo que esto vaya a ser algo constante, tanto no he cambiado. Pero me da la impresión de que si será algo ligeramente diferente, que poco a poco ira evolucionando, haciéndose a so mismo ao como el día a día ha firmado la persona que ahora soy.
Pronto aparecerá, sin fecha, sin previo aviso, la primera entrada, y de ahí a la segunda pasará el tiempo justo que tiene que pasar para que vuelva a tener algo que escribir. Es algo realmente que hago para sacar ideas de mi cabeza, organizarlas en algo que parezca coherente, y si alguien saca provecho de ellas, cosa que veo difícil, bienvenido sea.
Sin más, darte la gracias por el tiempo invertido en leer estas torpes palabras.
Un saludo
A.